Protected by Copyscape Original Content Checker

miércoles, 13 de junio de 2012

Empezamos aquella hoja de nuestra futura historia demasiado rápido. No sabia nada de ti, y ya estabas dentro mío. Pasaba el tiempo y cada día se me clavaba más adentro tu sonrisa traviesa. Cada día era el descubrimiento de el paraíso, de un nuevo lugar, a tu lado.
Sin dudarlo, me habías atrapado entre tus redes. Vivia de tu sonrisa y de tus ganas de querer quereme y poder fugarnos de todo lo que quizás nos impedía estar juntos.
Pero, aunque no conseguimos nada de lo que nos propusimos, ganamos. Sí, ganamos, cogimos carrerilla y empezamos a afrontar todo lo que se nos venia encima. Luchamos, y supongo que si hoy estamos donde estamos, fué porque todo lo hicimos juntos. A pesar de las distancias que nos separaban, y a pesar de que en la ciudad de Barcelona la lluvia nos mojaba, tu no te ibas. Seguías ahí detrás de cada paso. Aparecias cuando te necesitaba. Pero incluso aparecías cuando te estaba olvidando. Aparecias, y con una sonrisa (que sabías que me encantaban) me convencías, y volvías a quedarte a mi lado. Volvías y recordábamos todas aquellas locuras que habíamos hecho juntos, aquellas confesiones a altas horas de la madrugada, aquellas miradas de complicidad.
Olvide el hecho de olvidarte, porque me dí cuenta, que por mucho que lo intentara, tu eras esa historia que nunca se acababa, que por mucho que quisiera tenerte lejos, volvías. Volvias, porque ambos sabíamos que nada había acabado, incluso, aun no habíamos dejado que nada empezara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario