domingo, 19 de junio de 2011
De repente llega el día menos pensando, en el que conoces a una persona que cambiara el rumbo de tu vida. Yo antes de conocerle, era un saco de huesos. Alguien que se comprometía a seguir con su rutina. Cuando lo vi despeinado, esperando a el tiempo, supe que en ese momento, yo estaría contándote esto. Mi vida cambio, en sí, la cambio el. Una sola mirada de picardia, y ganas de saborear que era el amor, pudo con todo. Descubrí el sentido que tenían los días, el sentido de poder aprovecharlos agarrada a su espalda. Deje todo para empezar un vacío con el. Lo fuimos llenando de noches, de besos, y de amor, mucho amor. De ese vacío se lleno un todo. Un todo fuerte e imposible de romper. Ese todo simplemente eramos nosotros, ni mas ni menos, dos personas que no habían potenciado algo que se les daba bien, amarse.
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